Ser callejero, una condición que no es elección
En el Día Mundial del Perro Callejero te contamos las historias de aquellos perrunos que lograron encontrar una familia con el objetivo de concientizar que aún hay muchos que esperan por un hogar.

Cada 27 de julio es celebrado el Día Mundial del Perro Callejero, que nació en 2008 con el propósito de concientizar sobre el cuidado y protección de los perros que habitan la calle. Esta iniciativa tiene la misión de visibilizar la situación de maltrato y desprotección en la que se encuentran estos animales en plena vía pública, ademas de la importancia de adoptar son las consignas esenciales en este día.
Muchos de estos pequeños de la calle tienen la oportunidad de modificar su vida cuando se cruzan en el camino con una persona dispuesta a darles un hogar, una mejor calidad de vida y sobre todo amor. En ese camino podemos encontrar miles de historias, pero de algo hay que estar seguros: cuando decidimos adoptar un callejero la vida de ambos cambiará para siempre.
La responsabilidad que conlleva formar ese vínculo es para siempre. Un perro no es algo descartable, debe ser uno más de nuestra familia y tratado como tal durante todo el tiempo en el que convivamos junto a el o ella. Una responsabilidad sin caducidad.
Ella es Mona, fue adoptada hace 5 años por Claudia durante la creciente en Sierras Chicas de 2015, desnutrida, asustada y con hambre con aproximadamente 9 meses.
Ella es Coca, fue rescatada por Georgina en Villa Unión en enero de 2017 cuando era muy pequeña (según el veterinario que la atendió había nacido en noviembre de 2016).
Ella es Luna fue encontrada en el sur cuando apenas tenía unos días. Constanza junto con su familia decidieron darle la oportunidad de darle un hogar. Luna hoy tiene 11 años.
Ella es Lola, fue rescatada por Facundo, dentro de una caja, llorando, desprotegida. Lola hoy vive con sus once hermanos perrunos, con los cuales comparte sus días.
Ella es Loki, fue adoptada por Daniela, el pasado mes de junio, en pleno invierno, sufriendo las bajas temperaturas. La pequeña cachorrita encontró una familia que le dé el calor que la calle le negaba.
Ella es Pulga. Llegó a casa de Aida hace dos años, asustada, con sarna y su pelo todo enredado. Aida tiene tres ex callejeros rescatados.
Él es Roco. Luego de caminar por un barrio de Saldán por varios días, Inés le abrió las puertas de su casa para que sus días pernoctando acabaran y hoy se muestra feliz disfrutado de su hogar.
Ellos son Buba y Negro en la puerta de la casa de Matías, vienen en busca de comida. Estos callejeros visitan varios hogares en busca de alimento. Sus vecinos toman la precaución de ponerles latas con agua para que nunca les falte a ellos y al resto de los perros que recorren la calle en la zona.