España expulsa a miles de migrantes en plena crisis con Marruecos
España y Marruecos utilizan de nuevo la migración en su disputa diplomática siendo esta la peor en 20 años.

Más de 8.000 ciudadanos de Magreb y subsaharianos, la mayoría jóvenes y menores de edad en situación de pobreza, lograron arribar esta semana al enclave español de Ceuta, situado en el norte de África, nadando desde las playas marroquíe. Según datos del Ministerio del Interior, España ha expulsado a Marruecos aproximadamente a unas 7.000 personas.
En plena crisis bilateral con España, Marruecos dejó de reprimir el movimiento en la frontera, levantando durante unos días las medidas contra las personas candidatas a migrar hacia la Unión Europea. El cese de la vigilancia y la desesperación por salir de la pobreza agravada por la crisis económica que atraviesa Marruecos provocaron un éxodo sin precedentes hacia el territorio español.
El rumor de que la frontera estaba abierta corrió rápidamente por el norte del país y miles de personas naturales de las localidades cercanas a Ceuta y otras personas migrantes de origen subsahariano se lanzaron a cruzar, donde en menos de 48 horas llegaron a la frontera otros miles de familias y grupos de personas jóvenes procedentes de diferentes lugares del país con la voluntad de emigrar.
La crisis económica hace estragos en Marruecos, donde más del 30 % de los jóvenes en edad de trabajar están desempleados. Entre las regiones más empobrecidas se halla precisamente el norte del país, cuya economía se paralizó tras el cierre de las fronteras terrestres con los enclaves españoles de Ceuta y Melilla en 2020 y la prohibición del contrabando, sumándose ahora la caída del turismo como consecuencia de la pandemia de coronavirus.
Tras la llegada de los primeros miles de ciudadanos a nado, España desplegó unidades del Ejército de tierra, cuyos tanques se estacionaron en la arena de la playa, para recibir y retener a los migrantes. Según el Ministerio del Interior, 7.000 personas han sido devueltas a Marruecos. Ha habido retornos voluntarios, pero la mayoría de las devoluciones se han ejecutado en caliente y no hay registros ni documentación que permita identificar a quienes llegaron ni a quienes fueron expulsados.
La entrada en Ceuta de miles de migrantes llegados desde Marruecos provocó tensión en España y agravó las relaciones entre ambos países, que atraviesan su mayor crisis diplomática en veinte años. El cese de la vigilancia en la frontera se produjo en un contexto de enfado del país magrebí por la hospitalización en España del líder independentista saharaui Brahim Ghali, secretario general del Frente Polisario.
La escalada empezó en abril, cuando los servicios secretos marroquíes constataron la presencia de su enemigo saharaui en territorio español, donde permanece hospitalizado. Rabat pidió explicaciones y la diplomacia española justificó la acogida “por razones humanitarias”, lo que enfadó aún más a Marruecos, que ahora exige a España juzgar al combatiente por crímenes de lesa humanidad y la garantía de que no saldrá del territorio “con opacidad” como condiciones para saldar la crisis según informa France 24.
Aunque no se ha prohibido su salida de España y se niega a firmar la citación, Brahim Ghali ha sido llamado a comparecer en la Audiencia Nacional el próximo 1 de junio por las dos causas abiertas: delitos de genocidio, a raíz de una querella interpuesta por la Asociación Saharaui para la Defensa de los Derechos Humanos, y detención ilegal, torturas y crímenes de lesa humanidad, causa que parte de una denuncia del activista saharaui Fadel Mihdi.
Cabe recordar que el Sáhara Occidental fue colonia española hasta 1975, cuando las autoridades españolas lo entregaron a Marruecos y estalló el conflicto por el territorio, que aún figura como territorio no autónomo en las Naciones Unidas, siendo España la potencia administradora.
En un momento crucial para la diplomacia marroquí tras el reconocimiento estadounidense de su soberanía sobre el Sáhara Occidental, Marruecos busca un acercamiento de España hacia su proyecto de autonomía -bajo soberanía marroquí- para el Sáhara tal y como ha hecho Francia, principal valedor de Marruecos en esta cuestión ante la Unión Europea.